La masacre en Namibia a principios del Siglo XX o cómo la Ciencia y otras disciplinas justificaron auténticos genocidios


Las erróneas teorías de la antropología evolucionista de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, influenciadas por las teorías evolucionistas como el darwinismo, y en consecuencia y más adelante, por el darwinismo social, marcaron la diferencia a la hora de legitimar y justificar auténticas masacres en los territorios coloniales y la política imperialista.

En primer lugar, cabe mencionar que el mapa del continente africano fue delimitado por las potencias europeas imperialistas en su afán colonizador para evitar tensiones y conflictos entre ellas, ejemplo de ello fue la Conferencia de Berlín en 1884-85 donde se repartieron el continente (aunque al final fue la carrera imperialista una de las causas principales de la I Guerra Mundial). Así, este hecho se convertiría en el antecedente del mapa actual. Antes de la colonización europea no existían fronteras delimitadas a partir de un Estado-nación, sino que los pueblos endógenos de cada zona del continente se repartían o disputaban el territorio sin la existencia de fronteras físicas ni bajo ningún concepto nacionalista (el nacionalismo como ideología se empieza a desarrollar en el siglo XIX en Europa).

Concretamente, el caso del territorio que actualmente conocemos como Namibia, antigua colonia alemana bajo el nombre de «África del Sudoeste Alemana», vivían distintos pueblos con formas de organización y culturas propias, como los Herero, pueblo que basaba su actividad en la ganadería fundamentalmente, con fuerte presencia en el territorio y que lideraron la rebelión contra el imperio alemán; los Ovahimba, emparentados con los herero, que vivían en el noroeste de Namibia (Kaokoland) y tenían un estilo de vida seminómada y pastoral; los Nama, un pueblo khoisan (hotentotes) que habitaba principalmente el sur de Namibia y que eran seminómadas y conocidos por su resistencia contra la colonización alemana, especialmente en la rebelión de 1904-1907. Por otro lado, estaban los San, que eran bosquímanos, grupos de cazadores-recolectores dispersos por el Kalahari, siendo uno de los pueblos indígenas más antiguos del sur de África. Por último, estaban los pueblos, como los Damara (se dedicaban a la agricultura y la ganadería en el centro y el noroeste), los Ovambo (habitan el norte de Namibia y sur de Angola organizados en distintos reinos y dedicados a la agricultura y el comercio), los Kavango (agricultores, pescadores y comerciantes en la franja norte del territorio) y los Caprivianos (aglutinaban diferentes grupos étnicos). Cabe destacar que los Ovambo son el grupo más numeroso en la actualidad, pero todos los grupos siguen existiendo, muchos adaptando influencias del mundo moderno. A continuación, se muestran dos imágenes de mujeres ovahimba a la izquierda, y mujer herero a la derecha, con el traje tradicional.

Etimológicamente la palabra «genocidio», proviene del griego «genos» que significa tribu o raza y del latín «cide» que significa matar (Jones, 2011 en Nogales, J. M. C., 2021). Volviendo a la era del Imperialismo, se cometió un auténtico genocidio entre 1904 y 1908 por parte del Imperio Alemán en su colonia «África del suroeste» donde se eliminó el 80% de la población del pueblo herero. National Geographic en su sección de Historia tiene un artículo en el que trata detalladamente este episodio histórico. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/primer-genocidio-siglo-xx-brutal-masacre-alemana-namibia_17287

Hereros en un campo de concentración alemán en África del Suroeste (Namibia).

La cuestión no es solo que el Imperialismo y la Colonización tuviesen un fin económico y hegemónico sobre el comercio y la producción industrial (no olvidemos que estamos en pleno auge de la Revolución Industrial) a costa del sufrimiento de la población de origen de los territorios colonizados, sino que además existía un paradigma científico apoyado en las ideas de civilización, progreso y modernidad. De esta forma, salían a luz todo tipo de teorías que permitían justificar esos saqueos de recursos naturales y la explotación de los pueblos a todos los niveles como algo positivo, calificando a la población de origen como «salvajes», «raza inferior» etc. que necesitaban la intervención externa.

El clima evolucionista intelectual del siglo XIX, el darwinismo y las teorías antropológicas evolucionistas

El siglo XIX es conocido como el siglo del evolucionismo, donde desde distintas perspectivas y disciplinas se analizó el evolucionismo no sólo de animales o plantas, sino también de las sociedades, y en consecuencia, de las razas o etnias.

Charles Darwin escribe la teoría de la evolución consolidada en su obra El origen de las especies (1859), rompiendo con la visión religiosa del creacionismo y sentando un precedente sin igual en la biología y otras disciplinas. Esta teoría, encuentra su explicación en la selección natural, proceso mediante el cual las especies evolucionan generación tras generación. Un punto de la teoría darwinista que es relevante es la premisa en la que dice: «Existe reproducción diferenciada en los individuos de una población. El motivo es doble: o bien algunos individuos poseen mayor fertilidad que otros, o bien están mejor adaptados al medio. Mejor adaptación al entorno se traducirá en una mayor supervivencia y, consiguientemente, en una mayor descendencia» (González, Fernández Labastida y Andrés, 1992). Este punto ha sido en el que se han sustentado corrientes como el darwinismo social.

Mientras tanto, surgen disciplinas como la sociología (ciencia que estudia las estructuras, relaciones y dinámicas de las sociedades humanas) y la antropología (disciplina influenciada por el positivismo, centrada en la clasificación racial y la evolución cultural). Sumándose la filosofía (teniendo en cuenta que en el siglo XIX la filosofía alemana fue la predominante), estaban desarrollando sus propias ideas y teorías sobre la evolución de la sociedades y el conocimiento, sobre todo desde una perspectiva eurocentrista. Se hablaba de progreso y de fases o estadios de evolución de una sociedad, se tomaron como referencia las sociedades occidentales como las más desarrolladas, y generaron un discurso sobre la industrialización como motor del progreso y el cambio social.

Entre ellos encontramos a Marx y su tesis del materialismo histórico plasmada en el Manifiesto Comunista (1848), donde explica el desarrollo de la sociedad a través de la lucha de clases y las condiciones materiales de producción; Hegel y la evolución de los grados de libertad según la sociedad reflejada en Lecciones sobre la filosofía de la historia (1837), donde sostiene que la historia es el desarrollo racional del Espíritu hacia la libertad, a través de un proceso dialéctico; Comte y su Ley de los tres estados plasmada en su obra Curso de la filosofía positivista (1830), donde defiende que el conocimiento humano evoluciona en tres estados (teológico, metafísico y positivo), priorizando la ciencia como base del progreso.

Por otro lado, surge la antropología como una disciplina influenciada por el positivismo, centrada en la clasificación racial y la evolución cultural. La antropología decimonónica estuvo fuertemente influenciada por las ideas evolucionistas de concepción unilineal, es decir, solo existía un único camino o trayectoria universal de la naturaleza y de la sociedad humana. Así, el componente del esquema evolutivo de las ciencias naturales para los organismos biológicos estuvo muy presente, determinando considerablemente la perspectiva de esta disciplina, sus metodologías y técnicas de estudio, la forma de ejercer el trabajo de campo, etc. (Tylor, 1977 en Entrena Durán, 2001).

De esta modo, se consideraban las culturas y sociedades no occidentales como «atrasadas», y estas teorías se difundían sin ningún tipo de fundamento ni documentación empírica. El problema provenía en cierta medida, de que cuando pretendían demostrar estas hipótesis o teorías, cometían el error de estudiar estas culturas al margen de su contexto, y así justificarse (Entrena Durán, 2001).

Entre las teorías antropológicas evolucionistas encontramos la Teoría de la inferioridad racial de Gobineau presentada en su obra de cuatro tomos Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (1853-1855), en la que sostiene una teoría racista que atribuye el desarrollo de las civilizaciones a la supuesta superioridad de la raza blanca, que tuvo una gran acogida en Alemania (Marzal, 2016).

17.000 cráneos y restos humanos de los pueblos de Namibia están en museos en Alemania.

Afortunadamente, no todas las teorías evolucionistas de la antropología tenían un componente racista tan marcado, entre las que podemos destacar Henry S. Maine y su obra Ancient Law (1861), donde analiza la evolución del derecho desde las sociedades primitivas hasta las modernas; Edward B. Tylor y su obra Cultura primitiva (1871); y por último, Morgan y su obra La sociedad primitiva (1877) que defendía que las sociedades evolucionan en tres fases: salvajismo, barbarie y civilización (Marzal, 2016).

Los estudios de la época, sobre todo los relacionados con la etnología, en el territorio de Namibia (y en otros territorios del mundo) se centró en la medición biológica del cuerpo humano de la raza negra y a partir de ahí establecer una comparativa con la raza blanca. Esto llevó a que durante el genocidio se apropiaran de los cuerpos de los caídos, arrancándoles la cabeza y enviándolas a los museos y universidades alemanas para su estudio. Un ejemplo de ello es el fatal capítulo sucedido en Shark Island, donde crearon un campo de concentración y exterminio, destinado en gran parte para este fin, haciendo partícipes del proceso a la población masacrada.

¿Por qué la aceptación y reparación han tardado más de un siglo en llegar?

El Estado alemán no reconoce el genocidio llevado a cabo a principios del siglo XX hasta el año 2021, tras varias negociaciones entre Alemania y Namibia.

Por lo visto, cierta tardanza en el asunto se debe a la desconsideración total por parte de Alemania, pero también por temor a que otras antiguas colonias reivindiquen la reparación no sólo al estado alemán, sino a otros países colonizadores. Este hecho es relatado a la BBC por parte del activista y académico germano-namibiano Henning Melber, que ha estudiado las conversaciones y cree que otras antiguas potencias coloniales en Europa han expresado en privado su preocupación a Alemania de que el acuerdo con Namibia desencadene una avalancha de reclamos contra varios colonizadores por parte de naciones africanas, del sudeste de Asia y otros lugares.

En la actualidad, los pueblos afectados por el genocidio como los Herero y los Nama, hacen la marcha contra el genocidio, como una forma de visibilizar y recordar la masacre vivida por sus pueblos.

En Swakopmund, ciudad colonial creada en 1892 como puerto principal del atlántico para los alemanes, frente al Ayuntamiento de la ciudad, aun se puede ver un monumento a los soldados alemanes caídos, lo cual para la población actual sigue siendo una forma de dominación e infravaloración de lo ocurrido.

Monumento de Guerra a los caídos alemanes teñido de rojo por activistas hereros y namas.

Además, cabe destacar la segregación racial de la ciudad. Mientras en el centro siguen viviendo blancos, descendientes de colonos, la población autóctona vive en suburbios, denominados Mondesa, donde viven 60.000 personas en situación de exclusión social y pobreza. Los pueblos de Namibia denuncian su situación y lo achacan al pasado colonial, ya que la mayor parte de la riqueza del país se sigue concentrando en manos de los alemanes.

Conclusiones

Como se ha comprobado, el evolucionismo decimonónico atravesó todas las disciplinas y se configuró en el pensamiento colectivo, teniendo consecuencias realmente catastróficas para las culturas y sociedades al margen de las sociedades occidentales industriales capitalistas. El caso de Namibia es un ejemplo del horror en el que desencadenaron estas ideas.

La cuestión no es condenar a la ciencia ni mucho menos a la antropología, sino más bien apelar al pensamiento crítico, a poner énfasis en el peligro de los discursos dominantes de supremacía y del eurocentrismo u occidentalismo, y a denunciar situaciones donde las relaciones de poder jerárquicas y los discursos de odio sólo han contribuido a la explotación y la opresión de los pueblos y las clases sociales por parte de las clases dominantes.

Referencias y bibliografía

Entrena Durán, F. (2001). Modernidad y Cambio Social, Trotta, Madrid.

González, A. A., Fernández Labastida, F. M., & Andrés, J. (1992). Teoría de la Evolución. Universidad de Granada.

Kössler, R. (2020). Políticas de la memoria y la diferencia.Observaciones sobre la situación postcolonial en Namibia. Diálogos de saberes: investigaciones y ciencias sociales, ISSN
 0124-0021, Nº. 53, 2020, págs. 123-134.

Marzal, M. (2016). Historia de la antropología. Volumen II: Antropología cultural. Aby-Ayala, Ecuador.

Nogales, J. M. C. (2021). Una perspectiva inclusiva del concepto genocidio aplicado a los pueblos indígenas. DISCURSOS, MUJERES Y ARTES.

Sadurní, J. M. (2022). El primer genocidio del siglo XX: la brutal masacre alemana en Namibia. National Geographic, Historia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/primer-genocidio-siglo-xx-brutal-masacre-alemana-namibia_17287

Material audiovisual complementario

Kraume, L. (2023) Der vermessene Mensch. Zero One Film, Alemania. [Título en castellano de la película: La ambición de los hombres] https://www.filmaffinity.com/es/film937315.html

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