Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y los Tratados de Paz, se redefinieron fronteras, se impusieron sanciones a los países derrotados y se establecieron nuevos gobiernos en la región. Estos sucesos dieron paso al inicio de la Guerra Fría (1945-46) y la polarización de países capitalistas y comunistas. En el caso de los Balcanes, se conformó el bloque de Europa del este bajo el Pacto de Varsovia (1955).
Tras la guerra, salvo Grecia, en todos los Estados balcánicos se instauraron regímenes comunistas, algunos afines a la Unión Soviética como Rumanía y Bulgaria, y otros adoptaron posturas disidentes y particulares como la Yugoslavia de Tito o la Albania de Hoxha. Por otra parte, Grecia sufrió una intensa guerra civil.
Los Balcanes durante la Guerra Fría
Cuando termina la guerra, Bulgaria y Rumanía quedan bajo tutela de la Unión Soviética. En 1946, se convocan elecciones que dan como resultado el triunfo de gobiernos comunistas. En Bulgaria, Dimitrov obliga al rey Simeón II a abdicar y da paso a una socialización del Estado nacionalizando empresas, estableciendo una economía planificada y colectivizando la agricultura. Además, llevo a cabo una ilegalización de partidos y purgas dentro del Partido Comunista. Más adelante, se producirá una desestalinización y una cautelosa apertura a los países capitalistas occidentales con el gobierno Zhivkov y la descentralización de la producción interior, que permitió el desarrollo de la economía y el fortalecimiento del régimen comunista.
Por otro lado, en 1948, Rumanía se define como la República Popular de Rumanía de corte prosoviético y el gobierno de Groza obliga al rey a abdicar. Este gobierno, siguió los dictámenes del Kominform (antigua Komitern-III Internacional Comunista (1919-1943)). Con el estancamiento económico debido a las políticas estalinistas, en 1967 Nicolae Ceauscescu ocupará la jefatura de Estado, quien buscó una desvinculación de la Unión Soviética, cambiando la denominación del país y pasandose a llamar la República Socialista de Rumanía. Ceaucescu criticó duramente la intervención de la URSS en la Primavera de Praga (1968), hecho que le distanciaría de la Unión Soviética de forma más determinante. Debido a las nuevas políticas, Rumanía logró un próspero desarrollo económico debido a la industria siderúrgica, sin necesidad de un aperturismo procapitalista.
Tanto Rumanía como Bulgaria formaron parte del COMECON, un plan de ayuda mutua parecido al Plan Marshall que se llevó a cabo en algunos países del bloque del este y la URSS.
En el caso de Albania, con el triunfo de los partisanos de Hoxha, en 1946 se proclama la República Socialista Popular de Albania. Se produce una colectivización y reparto de tierras y una nacionalización de todos los sectores económicos. En 1947, se inicia un debate entre algunos sectores ideológicos sobre la posibilidad de anexión a Yugoslavia, no obstante, el Kominform condenó el régimen de Tito de desviación ideológica, lo cual supuso una ruptura con las relaciones con Yugoslavia en 1948 por parte de todos los países que estaban bajo la órbita de la URSS. Del mismo modo, en 1959 Albania cortó sus relaciones con la URSS de Jruschov por la desestalinización y la búsqueda de una coexistencia pacífica con el bloque capitalista, lo que supuso su salida inmediata del Pacto de Varsovia y un acercamiento a las políticas de Mao Tse Tung. De nuevo, con la llegada de Den Xiaping y sus reformas políticas y económicas, Hoxha rompe sus vínculos con China e instaura un régimen autárquico, lo que en la práctica supuso un aislamiento político y económico internacional, que dejaron al país en una situación realmente delicada hasta 1985.
Este periodo fue muy distinto para Grecia, que nada más terminar la Segunda Guerra Mundial, se vio sumida en una Guerra civil (1946-1950) entre los comunistas de ELAS apoyados por Yugoslavia y la URSS, y los conservadores y monárquicos del EDES apoyados por EE.UU y Reino Unido. El desenlace del conflicto culminó con la derrota del bando comunista, debido a las discrepancias entre Yugoslavia y la URSS, que dio lugar a la instauración de una monarquía con Pablo I de Grecia. A partir de este momento, Grecia entró en un periodo estable y empezó a formar parte de la OTAN (1952), que se vería interrumpida por las convulsiones políticas tras el ascenso del rey Constantino II que llevó a cabo una serie de medidas autoritarias que produjeron una crisis política y una crisis constitucional.

De este modo, en 1967 se celebran unas elecciones, que por temor a una posible coalición con la Izquierda Democrática Unida (protocomunistas) por parte de la Unión de Centro de Papandreu y el asesinato del ministro Grigoris Lambrakis, la monarquía y los conservadores secundan un golpe de Estado militar que condujo a la instauración de la Dictadura de los Coroneles. Este régimen estuvo caracterizado por la restricción de derechos y libertades civiles, y el encarcelamiento y tortura de los opositores políticos. Este régimen, vio su fin en 1974 y el inicio de una transición democrática de tendencia bipartidista.
En cuanto a Yugoslavia, fue de los pocos países que se libró de la ocupación nazi por sus propios esfuerzos. Tras la liberación de Belgrado y Zagreb, los partisanos de Tito alcanzaron un notable apoyo popular, que se tradujo en un 90% de los votos en las elecciones de 1945. El Frente Unitario de Tito obtuvo una victoria aclamante, frente a la oposición monárquica que había huido a Londres y estuvo refugiada allí durante toda la guerra. Así, se proclamó la República Federativa Popular de Yugoslavia.
El gobierno yugoslavo, se caracterizó por ser de corte comunista pero que optó por una tercera vía y el distanciamiento de la URSS (1948) y el socialismo de mercado, fomentando el cooperativismo, lo que permitió un desarrollo económico, en cierta parte por mantener relación con los países capitalistas. Al mismo tiempo, fundó el Movimiento de Países no Alineados (1956), que mantenían una postura neutral frente a la Guerra Fría.

A finales de los años 60, se dieron una serie de convulsiones políticas enrraizadas en los nacionalismos eslovenos y croatas que reivindicaban una república federativa descentralizada y mayor autonomía, frente a los serbios centralistas que suponían la mayoría étnica de Yugoslavia. Todos estos movimientos, fueron duramente reprimidos y el régimen se vio fortalecido. Aun así, los nacionalismos se mantuvieron latentes, ya que Croacia y Eslovenia eran las regiones más ricas y en su imaginario se mantenían las posibilidades que podría suponer su independencia. En 1980, murió el mariscal Tito y el país entró en un nuevo periodo de oleadas nacionalistas.
La caída del Muro de Berlín y el fin de la política de bloques
Con la caída del Muro de Berlín (1989) y la caída de la Unión Soviética (1991), se produce el fin de la política de bloques. En resumidas cuentas, desaparece el famoso Telón de Acero que dividía Europa en el bloque comunista y capitalista, lo que supondrá un agitado período para los Balcanes caracterizado por el fin de los regímenes comunistas, el aperturismo a occidente y el auge de los nacionalismos.
En Bulgaria, el primer ministro Zhivkov dimite tras el cataclismo soviético en 1989. A continuación, se celebraron las primeras elecciones en 1990 que dieron paso a una transición democrática dando lugar a una democracia parlamentaria de corte neoliberal, renunciando a la economía planificada e impulsando la iniciativa y propiedad privada. Aun así, el aceleramiento económico vino de la mano de Kostov en 1997, con un plan de privatización de las empresas estatales y la inversión extranjera. Cabe destacar, el inusual suceso del regreso como cabeza de gobierno de Simeón II tras las elecciones de 2001, siendo el primer monarca destituido de la historia que participa en una república democrática mediante elecciones. Actualmente, Bulgaria forma parte la OTAN desde 2004 y de la UE desde 2007.
Albania, cuya situación política y económica se caracterizó por el aislamiento y la autarquía, tras la muerte de Hoxha en 1985, derivó hacia una transición democrática y al capitalismo en la década de los 90. No obstante, las tensiones acumuladas durante años casi desencadenan en una guerra civil, que fue paliada por la intervención de la ONU en 1997. A partir de 1998, se convirtió en una zona de asilo político para los refugiados que huían del conflicto de Kosovo. Finalmente, la alineación con occidente se consolida con su entrada en la OTAN en 2009, aunque en relación a su posible entrada en la UE, es un país que despierta recelo por su tendencia musulmana y una economía inestable.
Rumanía, en la década de los 80 se encontraba ante una difícil situación derivada de la crisis internacional de 1973, con una elevada deuda externa e inflación, que tuvo como consecuencia la puesta en marcha de una política de racionalización por parte del gobierno de Ceaucescu, limitando los productos de primera necesidad, que se tradujo en un empobrecimiento de las condiciones de la población. A partir de 1987, se iniciaron protestas anticomunistas, que tras la caída del Muro de Berlín, se materializarían en la Revolución Rumana de 1989.

Finalmente, estos hechos dieron pie al abandono del gobierno por parte de Ceaucescu que huyó de Bucarest aunque poco más tarde sería capturado junto a su esposa, y luego enjuiciados y ejecutados por el uso del ejército contra la población civil y abuso de poder. Tras las elecciones de 1990, ganó el Frente de Salvación Nacional (escisión del Partido Comunista), liderado por Iliescu, que puso en marcha medidas de apertura y liberalización, como la abolición de la pena de muerte, el reestablecimiento de la libertad de expresión y el multipartidismo. Este gobierno se caracterizó por iniciar una transición democrática, la instauración del libre mercado y el respeto a las minorías étnicas. En 2004, Rumanía entra en la OTAN y en 2007 empieza a formar parte de la UE.
De otra manera, Grecia se caracterizó por una consolidada estabilidad política, hasta la crisis económica de 2007, que contaba con una deuda externa y un déficit público sin precedentes, que dieron lugar a una grave situación hasta 2014, con numerosas huelgas y un clima extremo de tensión social. En las elecciones de 2015, ganó el partido de extrema izquierda SYRIZA (Coalición de Izquierda Radical) y actualmente el país está gobernado por el partido de Nueva Democracia, de tendencia centro-derecha.
Ahora bien, el caso de Yugoslavia trajo consigo una oleada de nacionalismos y guerras inter-étnicas durante la década de los 90. Tras la muerte de Tito, los partidos nacionalistas alcanzaron representación y ascendieron al gobierno, no obstante, no se generó ningún cambio político, económico o social de forma sustancial. En los años 80, en Yugoslavia el poder del Estado se vuelve difuso, en el que se empieza a fraguar un Estado fallido, en el que grupos del crimen organizado empezaron a formar parte de la estructuras de poder de la sociedad.
En 1990, se celebró un congreso conocido como Liga de los Comunistas de Yugoslavia. En él, se enfrentaron las posturas de los nacionalismos esloveno y croata, apelando mayor descentralización y democratización, frente al centralismo serbio. Además, se celebraron una serie de elecciones en todos los territorios que abrieron el camino del auge de los nacionalismos y las declaraciones de independencia, que en muchos casos terminaron con crudos enfrentamientos bélicos.
En 1991, se produce la independencia de Eslovenia, a través de un plebiscito en el que 90% de población quiere formar un gobierno fuera del Estado de Yugoslavia, y de esta forma, declaró de forma unilateral su independencia. Así, el nuevo Estado y su gobierno inició una serie de reformas orientadas la economía de mercado y de democratización. En 2003, ingresó en la OTAN y en 2004 empezó a formar parte de la UE, siendo actualmente uno de los países más prósperos del espacio económico europeo.
Por otro lado, la independencia de Macedonia se produce en 1991 también, de forma pacífica y sin muchas tensiones, ya que el Estado de Yugoslavia tenía varios frentes de guerra abiertos y la región de Macedonia no era relevante desde ningún punto de interés económico o geoestratégico. Macedonia mantuvo un conflicto dialéctico con Grecia, que le acusaba del uso de simbología helena, por lo que en 2018, cambió su denominación, pasándose a llamar República de Macedonia del Norte. En 2020 pasó a formar parte de la OTAN.
En Croacia, tras un plebiscito celebrado en 1990, que tiene como resultado un 94% de población a favor de la independencia, se produce la secesión en 1991. No obstante, la minoría serbia temía quedar marginada, por lo que se alzaron en armas creando la República Serbia de Kranija, apoyados por el gobierno yugoslavo. Estos enfrentamientos, alcanzaron un fuerte nivel de violencia y la ONU intervino en 1992. A pesar de haber firmado un alto el fuego, los enfrentamientos siguieron dándose hasta 1995, año en el que el Ejército croata llevó a cabo la Operación Tormenta, entró en Kranija, llevando a cabo una auténtica masacre étnica serbia. La guerra terminó con los Acuerdos de Dayton (1995). Después de la guerra, Croacia llevó a cabo una transición democrática y políticas liberalizadoras de la economía, en 2009 entró en la OTAN y en 2013 en la UE.

En cuanto a Bosnia, era una región de gran complejidad inter-étnica, ya que reunía entre su población un 43% de bosnios musulmanes, un 32% de serbios ortodoxos y un 17% de croatas católicos. En 1992, al igual que otros territorios yugoslavos, celebró un plebiscito con el 63% de los votos a favor. Los serbios no participaron en él por su posición de pertenecer al Estado yugoslavo. Ese mismo año, declaró su independencia, que desencadenó en una guerra civil (1992-1995) entre los serbo-bosnios, que proclamaron la República Serbia de Bosnia (República Srpska), contra los bosnio-croatas y musulmanes. No obstante, la postura de los bosnio-croatas fue caracterizada por su ambigüedad, ya que se posicionaban contra los serbios para ganar más territorio para Croacia, y al mismo tiempo se alineaban con los serbios contra los musulmanes, lo cual desencadeno un episodio realmente sangriento de todos contra todos. En 1995 la OTAN bombardeó posiciones serbias en territorio bosnio, poniendo fin al conflicto con los Acuerdos de Dayton (1995) y la declaración de Bosnia-Herzegovina como un Estado independiente. Actualmente es uno de los países más pobres de los Balcanes.

Otro conflicto dentro de las guerras yugoslavas fue la Guerra de Kosovo (1998-1999), dentro de la frontera serbia. Esta región, se caracterizaba por una mayoría étnica albanesa y musulmana. Las protestas separatistas en un principio fueron pacíficas pero el conflicto se fue radicalizando, queriendo llamar la atención de la comunidad internacional como había sucedido con Croacia o Bosnia, no obstante, la consecuencia fue una respuesta contundente y desproporcionada del gobierno de Serbia. Seguidamente, la OTAN intervino, bombardeando posiciones serbias poniendo fin al conflicto. La zona quedo bajo administración de la ONU, hasta que en 2008 Kosovo declaró su independencia de forma unilateral, que está reconocida parcialmente por la comunidad internacional.

Tras la desintegración de Yugoslavia en 1992 y los crudos episodios que lo acompañaron, Serbia y Montenegro se conforman como la República Federal de Yugoslavia, bajo el mandato de Milosevic hasta el 2000. Con el nuevo gobierno federal de Kostunica, se produjo el abandono de la denominación de Yugoslavia por la de Serbia y Montenegro (2002), aunque a principios de los 2000 Serbia estuvo sacudida por fuertes tensiones políticas y sociales derivadas de las nuevas posiciones aperturistas y democráticas proeuropeas y la tendencia nostálgica de la era comunista. Al mismo tiempo, durante los años de guerra con tantos frentes abiertos, las mafias de los Balcanes empezaron a ocupar posiciones de influencia política y en la seguridad del Estado, que dificultó gravemente una transición democrática pacífica, y en muchas ocasiones estando al borde del golpe de Estado militar. Un ejemplo de ello fue el asesinato del Primer Ministro serbio en el año 2001.
En definitiva, la segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la desintegración del bloque comunista y la guerra en los Balcanes, concretamente las guerras yugoslavas, que alcanzaron una alta intensidad y violencia, que tuvieron fuertes estragos para la sociedad y un gran impacto a nivel político y social. La mayor parte de estos Estados, forman parte de la Unión Europea en la actualidad y de la OTAN, lo cual evidencia el posicionamiento ante el orden mundial tras el final de la Guerra Fría y la configuración del espacio postsoviético.
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Bibliografía
Briggs, A., & Clavin, P. (2000). Historia contemporánea de Europa 1789-1989. Grupo Planeta (GBS).
Kohn, H. (1984) Historia del nacionalismo. Fondo de Cultura Económica, Madrid.
Palmer, R. y Colton, J. (1980). Historia Contemporánea. Akal, Madrid.
Sabine, G. H. (2017). Historia de la teoría política. Tecnos, Madrid.
Este artículo ha tomado como referencia el Tema 46 del temario de oposiciones de Geografía e Historia.

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