Ante las crecientes tensiones políticas internacionales, pueden surgir una serie de dudas como: ¿Existe una verdadera amenaza nuclear? ¿Cuál es el marco jurídico internacional sobre armas nucleares? ¿Quién posee el mayor arsenal nuclear?
Introducción
En primer lugar, cabe mencionar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (1968), tratado por excelencia que regula internacionalmente el desarrollo de armas nucleares, que, según el Organismo Internacional de Energía Atómica, «es la piedra angular de los esfuerzos mundiales para prevenir la propagación de las armas nucleares, fomentar la cooperación en los usos pacíficos de la energía nuclear y promover el objetivo del desarme nuclear y el desarme general y completo.»
En el contexto de la Guerra Fría, surge el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), firmado el 1 de julio de 1968, que entró en vigor en 1970. En esas fechas, el mundo se encontraba en una fase de distensión (1964-1975), en la que Lyndon B. Johnson y Leonid Brézhnev fueron los líderes de las potencias mundiales bipolares. Esta etapa, estuvo marcada por una actitud de aminoramiento de la tensión en la política de bloques y la amenaza nuclear, traducido en el Tratado de Moscú (1963), en el que EE.UU, Reino Unido y la Unión Soviética se comprometían a suspender las pruebas nucleares en superficie; el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (1968), por el que los tres países mencionados se comprometían a no seguir desarrollando armamento nuclear ni a transferirlo a terceros; los acuerdos del SALT I y II (1972 y 1979) (Strategic Arms Limitation Talks), suscritos por la URSS y EE.UU, entre el que destaca el ABM (Anti-Ballistic Missile Treaty), que limitaba el número de sistemas de misiles antibalísticos intercontinentales; y por último, el Acuerdo para la Prevención de Guerra Nuclear (1973), suscrito por ambas potencias mencionadas, por el que se comprometían por todos los medios a evitar un conflicto nuclear.



Titulares de prensa sobre el Tratado de No Proliferación (1970) y el START (1991); abajo, a la derecha, una foto de Nagasaki en 1945.
Por otro lado, más adelante, entre las dos grandes potencias nucleares se firmaron los acuerdos START (Strategic Arms Reduction Treaty), firmando el START I en 1991 antes de la disolución de la URSS, aunque el START II nunca entró en vigor por la retirada de EE.UU del ABM en 2002. No obstante, se realizó un Nevo START en 2010 (prorrogable de 10 a 15 años), en el que EE.UU quería que China formase parte del acuerdo, cosa que Rusia y China rechazaron. De este modo, no existe actualmente ningún tratado directo entre Rusia y EE.UU.
En cuanto al Tratado de No Proliferación (TNP), ha permanecido vigente hasta la actualidad, ratificando en 1995 su prorrogación indefinida. Así, están adheridos a este Tratado 191 países, en el que los países no poseedores se comprometen a no desarrollar ni adquirir armas nucleares, mientras que los países poseedores se comprometen a no ayudar, alentar o inducir en forma alguna a ningún Estado no poseedor que sea Parte en el Tratado, a fabricar o adquirir de otra manera armas nucleares u otros dispositivos nucleares explosivos.
Se entiende por países poseedores, aquellos Estados que hayan fabricado y hecho explotar un arma nuclear u otro dispositivo nuclear explosivo antes del 1 de enero de 1967. Son cinco los Estados poseedores que forman parte del TNP: China, Francia, Rusia, Reino Unido y EE. UU. Sin embargo, no son los únicos países en el mundo que tengan disponible un arsenal nuclear, como lo son también India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
El orden geopolítico actual
El TNP sólo establece la normativa de desarme nuclear para los Estados Parte del Tratado, pero no existe una regulación internacional más allá de este tratado sobre las armas nucleares y su desarrollo para países que no son miembros. Generalmente, en la teoría, existe una unanimidad sobre no usar armas nucleares, y algunos países, como por ejemplo EE.UU, se ha tomado la libertad en varias ocasiones de intervenir en países bajo una supuesta amenaza de desarrollo de armamento nuclear, acogiéndose al marco normativo del TNP.

No obstante, no existe un marco jurídico internacional al que todos los países estén sujetos, y además, el mismo TNP indica en su Artículo 10, que cualquier Estado miembro puede abandonar el tratado por el siguiente motivo: «cada Parte tendrá derecho, en ejercicio de su soberanía nacional, a retirarse del Tratado si decide que acontecimientos extraordinarios, relacionados con la materia que es objeto de este Tratado, han comprometido los intereses supremos de su país. De esa retirada deberá notificar a todas las demás Partes en el Tratado y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con una antelación de tres meses. Tal notificación deberá incluir una exposición de los acontecimientos extraordinarios que esa Parte considere que han comprometido sus intereses supremos.»
Del mismo modo, mientras el orden geopolítico actual se tambalea por el aumento de conflictos armados alrededor del mundo y las tensiones políticas y sociales aumentan en cada territorio, las instituciones mediadoras y gestoras de este tipo de acontecimientos, así como de promover el desarme nuclear, han quedado prácticamente carentes de autoridad, como es la ONU (Organización de Naciones Unidas). Recordemos que, desde sus inicios, el objetivo de esta institución internacional es en la manera de lo posible, garantizar la paz y la seguridad tras la II Guerra Mundial.
Ahora bien, existen claros indicios de una posible vuelta a la tensión nuclear desde hace un par de décadas, siendo un ejemplo de ello la retirada de EE.UU del ABM en 2002, el abandono de Corea del Norte del TNP en 2003, así como las tensiones crecientes e incesantes entre India y Pakistán hasta hoy.
Recientemente, a partir de 2021 entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), sin embargo, los países nucleares no han ratificado el tratado, por lo que no resulta vinculante para ellos. Tampoco lo han ratificado los miembros de la UE (con la excepción de Austria), pues les impediría conocer ciertos planes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con relación a las armas nucleares, y el TPAN no aporta nuevas obligaciones más allá de las reconocidas y cumplidas a través del TNP (Raga, 2021). Por lo que en la práctica, no parece que exista tal unanimidad diplomática del rechazo de las armas nucleares.
Por un lado, Pakistán e India son consideradas potencias nucleares de facto, que usan el desarrollo nuclear como arma de disuasión mutua, como hemos podido observar a lo largo de las últimas décadas, y las últimas tensiones entre ambos países hace pocos meses, al que en este blog le dedicó un artículo que puedes consultar en el enlace que te dejo al final de este.
Por su parte, Corea del Norte abandonó el TNP en el año 2003, y ha continuado con su desarrollo de misiles balísticos.

Mientras tanto, Israel, acusa a Irán de desarrollo de armas nucleares, aunque no existe aun evidencia que confirme este hecho. Las razones de estas acusaciones, y su consecuencia reciente, denominada la Guerra de los 12 días, podrían deberse a la lucha por la hegemonía en la región, siendo la única potencia con arsenal nuclear y capacidad de disuasión.
Por otro lado, en 2020, Rusia publicó su estrategia nuclear por primera vez en la historia, centrada en las doctrinas de disuasión y contención nuclear (Raga, 2021). El posicionamiento de Rusia se ha mantenido, a pesar del final de la Guerra Fría y el fin del mundo bipolar, en desafiar la unipolaridad mundial con EE.UU a la cabeza. Ahora, no solo ha mantenido su posición histórica frente a los yankees, sino que además en las últimas décadas, han surgido nuevas potencias nucleares relativamente cerca, por lo que, esto daría paso a un mundo multipolar basado en la disuasión nuclear, según el SIPRI.
En la actual guerra entre Rusia y Ucrania, en 2024 Putin amenazó con el uso de armas nucleares si Ucrania usaba misiles de largo alcance. Además, el presidente ruso propuso cambiar algunos aspectos del TNP y de su propia doctrina nuclear, teniendo en cuenta que si un Estado no poseedor de armamento nuclear, es apoyado y aliado de un Estado que sí dispone de tal armamento, debería considerarse como posibilidad de amenaza nuclear, como es el caso de Ucrania y sus aliados europeos y estadounidenses.
China, desde hace dos décadas, continuó desarrollando su armamento nuclear, ampliándolo hasta en un 25%. Otro suceso, llevado a cabo por el gigante asiático, fue el lanzamiento de un misil balístico intercontinental que cargaba una ojiva simulada, que cayó en aguas internacionales en el Pacífico, lo cual levantó recelo entre los países de la región y EE.UU. Además, cabe mencionar las tensiones entre China e India por su hegemonía en la región y las tensiones recientes en Cachemira, así como la delicada relación entre EE.UU y China.
Por su parte, EE.UU, bajo la administración Trump, está generando un aumento en las tensiones internacionales, y que además, se puede comprobar mediante la adopción de su doctrina nuclear, en la que incorpora el uso de armas nucleares en amenazas no nucleares, abandonando la no first use policy, es decir, la política de no usar primero armas nucleares, y tan solo como defensa y frente amenaza nuclear.
En el caso de la Unión Europea (UE), no existe una estrategia nuclear institucionalizada en lo
que respecta a su postura diplomática frente a otros actores nucleares, como se ha demostrado en el caso de Irán. A nivel interno, Francia, es el único miembro nuclearizado y con capacidades nucleares propias destinadas a la seguridad colectiva del continente. La perspectiva de Francia, es la de autonomía estratégica y disuasión nuclear europea, que otros Estados miembros se encuentran reticentes a abordar. Esta falta de unidad interna en la cultura estratégica europea implica que, ante una mayor escalada de hostilidades con otros actores en el tablero político nuclear, se puedan incrementar las discrepancias en el seno de la UE sobre cómo actuar y sobre hasta qué punto depender del ámbito de actuación de la OTAN (Raga, 2021).
Por otro lado, Reino Unido, anunció recientemente ampliar su techo nuclear en un 40% y reducir la transparencia de sus capacidades reales, evidenciando que está modificando su
actual doctrina. Este replanteamiento estratégico, en la era post-Brexit, indica una mayor
coordinación con su socio estadounidense, asignando sus fuerzas a las de la OTAN (a diferencia de las francesas), pero con el elemento de opacidad fruto de un orden nuclear caótico e impredecible, que como consecuencia puede influir en la capacidad de respuesta europea frente a una amenaza, estando menos cohesionada que décadas atrás (Raga, 2021).
Siguiendo en esta línea, cabe mencionar que el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), ha publicado en junio de 2025 un libro, titulado Armaments, disarmament and International Security. En él, el Director del SIPRI, Dan Smith, alude a la compleja situación internacional actual:
«Los indicios apuntan a que se está preparando una nueva carrera armamentística que conlleva muchos más riesgos e incertidumbre que la anterior». El rápido desarrollo y aplicación de toda una serie de tecnologías -por ejemplo, en los campos de la inteligencia artificial (IA), las capacidades cibernéticas, los recursos espaciales, la defensa antimisiles y la cuántica- están redefiniendo radicalmente las capacidades nucleares, la disuasión y la defensa, y creando así posibles fuentes de inestabilidad. Los avances en la defensa antimisiles y el despliegue oceánico de la tecnología cuántica podrían acabar repercutiendo en la vulnerabilidad de elementos clave de los arsenales nucleares de los Estados.
Dan Smith, Director del SIPRI.
Por lo tanto, en un momento en el que las tensiones geopolíticas internacionales se acrecientan y el orden mundial está en crisis, el uso de armamento nuclear parece contemplarse de nuevo como una posibilidad. Mientras que el marco jurídico internacional sobre armas nucleares se encuentra totalmente debilitado, la ONU, como organismo institucional clave en el desarme y la seguridad, está perdiendo cada vez mayor legitimidad. Además, se debe tener en cuenta que esta organización responde a los intereses de sus cinco miembro privilegiados (China, Rusia, EE.UU, Reino Unido y Francia), que son los únicos Estados miembro con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que casualmente, son los Estados que disponen de un arsenal nuclear. De este modo, el panorama internacional se vuelve incierto, inestable y peligroso.
Referencias y bibliografía
Organismo Internacional de Energía Atómica (2025): https://www.iaea.org/es/temas/el-oiea-y-el-tratado-sobre-la-no-proliferacion
ONU (2025). Desarme: https://www.un.org/es/global-issues/disarmament
Países miembro del TNP: https://treaties.unoda.org/t/npt/participants
Federation of American Scientist (2025): https://fas.org/initiative/status-world-nuclear-forces/
Centre Delàs d’Estudis per la Pau (2025): https://centredelas.org/actualitat/la-nueva-politica-nuclear-de-la-administracion-trump-generara-mayor-tension-internacional/?lang=es
STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE (SIPRI).
Raga, A. A. (2021). El riesgo nuclear global en la actualidad: una perspectiva española. bie3: Boletín IEEE, (24), 694-709.

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