Introducción
La crisis de 1929 se extendió de EE.UU al resto del mundo, lo que se tradujo en un duro golpe para las economías europeas. Las medidas de austeridad implantadas por los gobiernos (en su mayoría monarquías liberales, aunque hubo otras de corte más autoritario) afectaron gravemente a trabajadores y campesinos, lo cual generó un gran descontento social.
En ese momento, Croacia formaba parte del Reino de Yugoslavia, que se había convertido en un Estado policial represivo frente a partidos y movimientos políticos, lo que terminó por provocar una reacción nacionalista. La formación del Estado yugoslavo, tras la desaparición del Imperio Austro-Húngaro por su derrota en la I Guerra Mundial (Tratado de Saint Germain de 1919 y Tratado de Trianon de 1920), no tenia ningún tipo de necesidad histórica. Es decir, a pesar de ser étnicamente eslavos del sur croatas, serbios y eslovenos, lo cierto es que existían considerables diferencias lingüísticas y religiosas.
Así, mientras las tensiones nacionalistas aumentaban, en 1929 surgió un grupo terrorista, nacionalista y fascista, que se fue consolidando durante el periodo de entreguerras. Era el movimiento Ustaša. Entre ellos destacó Ante Pavelic, que más tarde se convertiría en el dictador croata títere de Hitler.
Periodo de Entreguerras y Segunda Guerra Mundial
Tras la I Guerra Mundial, se crea el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos bajo la monarquía del rey Alejandro I, que fijaría sus fronteras con el Tratado de Rapallo (1920). Se estableció la Constitución de Vidovdan (1921), en el que se creaba un Estado centralista que dividía el territorio en 33 distritos, lo cual generó un alto descontento entre los federalistas. A su vez, existía una supremacía del pueblo serbio, que generó desagrado entre eslovenos y croatas, forjando sentimientos nacionalistas.
Por otro lado, al descontento nacionalista se le sumó un aumento de las protestas del campesinado exigiendo una urgente reforma agraria. Todas estas tensiones desencadenaron en la disolución del Parlamento y la instauración de una monarquía autoritaria, dando lugar en 1929 al Reino de Yugoslavia.
Así, la crisis económica de 1929 generaría más tensiones, que incentivarían las de índole nacionalista, divididas en tres vertientes: los nacionalismos étnicos (croata, esloveno, bosnio), un nacionalismo estatal fascistoide para unificar el sentimiento identitario al Estado de Yugoslavia y un nacionalismo de corte puramente fascista, como los croatas de la Ustaša.
La tensión social y política derivada de los movimientos nacionalistas de finales del siglo XIX y la culminación del paneslavismo en el Reino de Yugoslavia, generaba recelo entre croatas, bosnios y eslovenos, debido a que el nacionalismo serbio tenía un objetivo patriótico: La Gran Serbia. El pannacionalismo busca la unión de pueblos que comparten lengua, cultura, raza o religión más allá de fronteras nacionales, aunque en algunos casos tiene tendencias supremacistas y expansionistas. El caso yugoslavo planteaba claramente la supremacía del pueblo serbio sobre el resto.
De este modo, estas circunstancias desencadenaron en un clima violento donde la convivencia interétnica se volvió realmente complicada y fue uno de los motivos que promovieron el Estado policial. En este contexto, la Ustaša empezó a ganar apoyos del campesinado, mientras se dedicaba a realizar actos terroristas y sembrar el pánico en las calles. Uno de los atentados más destacable fue el asesinato de Alejandro I en 1934 en una visita a Marsella. Los autores del atentado no están claros, se habla de una colaboración de fascistas búlgaros y los croatas de Ustaša, en algunos casos se habla de la participación directa del mismo Ante Pavelic, según afirma el historiador Andrés Reggiani.
Tras el asesinato del rey Alejandro I de Yugoslavia, comienza un periodo de regencia, donde los gobiernos sucesores de tendencia conservadora deciden llevar a cabo políticas y estrategias que apuesten por la adhesión al Estado unificador de Yugoslavia para terminar con el clima nacionalista. Aun así, el movimiento croata llegó a tener un gran apoyo social: por un lado, reivindicando en posturas moderadas mayor autonomía dentro del Estado yugoslavo; y por otro, en posturas más extremas, reivindicando la independencia total bajo las ideas fascistas de Ustaša.
En 1939, se llevaron a cabo una serie de conversaciones que culminaron el 23 de agosto en el Acuerdo Cvetković-Maček, que eran el Primer Ministro de Yugoslavia (de origen serbio) y el líder político croata, respectivamente. En aquel contexto, tanto para políticos como para la población era de vital importancia resolver la cuestión croata. Además, el clima era especialmente tenso tras la invasión de Albania por la Italia de Mussolini en abril de ese mismo año, y la anexión de Austria por parte de la Alemania Nazi, ya que desde 1938 Yugoslavia y el Tercer Reich compartían frontera.
El acuerdo, denominado también en serbocroata Sporazum, era el anteproyecto de un Estado federal, que de momento sólo otorgaba condiciones de autonomía federativa a Croacia. A pesar de querer tener un carácter reconciliador, este acuerdo sirvió para generar un descontento generalizado en toda Yugoslavia, aunque por motivos diferentes.
Por una parte, fue muy criticado por políticos nacionalistas serbios, contrarios al fortalecimiento de la posición croata y reivindicaron su propio Sporazum, al igual que lo hicieron los bosnios, eslovenos y macedonios (anexionados tras la I G.M. por Serbia). Por otra parte, los nacionalistas croatas más radicales criticaron duramente el acuerdo y acusaron a Maček de traidor.
El 1 de septiembre comienza la II Guerra Mundial con la invasión de Polonia por los nazis, quedando suspendido el acuerdo. Yugoslavia, en un primer momento, se adhirió al Pacto Tripartito de las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón), sin embargo, el ejército serbio se mostró antigermánico, por lo que derrocaron al príncipe Pablo, que ocupaba la regencia en ese momento. Este hecho enfureció particularmente a Hitler, sumado al contraataque de Grecia contra la invasión de Italia y la ocupación de Albania.
Por lo tanto, Hitler llevó a cabo la invasión nazi de 1941 de Yugoslavia personalmente, y concedió la creación de la Nezavisna Država Hrvatska (NDH)o el Estado Independiente de Croacia, otorgando plenos poderes a la Ustaša.
La Ustaša
La Ustaša fue un movimiento ultranacionalista, fascista, católico y terrorista croata, que surgió en 1929 con el objetivo de crear un Estado independiente del Reino Yugoslavo mediante la violencia, alentado por el odio hacia los serbios principalmente.
Este movimiento tiene su origen en el Partido Croata Puro por los Derechos, una escisión del Partido por los Derechos, de ideología conservadora pero no racista. El Partido Puro por los Derechos , fundado entre 1895 y 1904 por Josip Frank, era de carácter antiserbio y ultranacionalista. Esta tendencia política se denominó frankismo (frankcovci en croata). Este partido reanudó su actividad en 1992 con la independencia de Yugoslavia, y actualmente están representados en el Parlamento.
Por otra parte, las bases sociales de este movimiento se encontraban en el campesinado, que al mismo tiempo idealizaban lo rural. Al igual que otros movimientos fascistas, eran anticomunistas y anticapitalistas, y su propuesta en el ámbito económico era una tercera vía, fundamentada en el sistema zadruga. Esta, estaba formada por una familia o un clan de familias emparentadas que administraba su propiedad, ganado y dinero en común. Es un tipo de modelo económico patri-local, que tiene su raíz histórica en los eslavos del sur y que más tarde se usaría también por la Yugoslavia de Tito para designar la política de colectivización.
Durante los años ’30 hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, el movimiento Ustaša llevó a cabo diversos actos terroristas, algunos extremadamente violentos. Se aliaron con las Potencias del Eje, especialmente con Italia, donde Pavelic estuvo exiliado varios años tras el asesinato de Alejandro I. Al mismo tiempo, la Iglesia Católica y el Vaticano fueron aliados clave para la Ustaša, que secundarían más tarde su régimen nacionalcatólico y fascista, colaborando en el genocidio contra los serbios (religión ortodoxa), judíos (judaísmo) y gitanos (católicos, ortodoxos, musulmanes).
Ante Pavelic
El líder de los Ustasa, Ante Pavelic, fue colaborador de la Alemania Nazi y las Potencias del Eje durante la II Guerra Mundial. Las crueldades de los Ustaša horrorizaron a los mismos nazis, que colaboraron conjuntamente en el exterminio de judíos, serbios, gitanos y opositores políticos.
En 1945, con la inminente derrota del Eje y el triunfo de los partisanos de Tito, Pavelic huyó de la NDH, primero a Austria y después a Roma (Italia). Llegó allí ayudado por una red manejada por algunos sacerdotes de la iglesia católica, cercanos al Vaticano, que aprovecharon la coyuntura caótica de la posguerra y la incipiente Guerra Fría. Mediante la «Ruta de las Ratas», llegó a Argentina en 1948, donde se instaló hasta 1957.
Durante la guerra, mantuvo una extensa relación epistolar con el Arzobispo de Buenos Aires Monseñor De Andrea, logrando conseguir documentos falsos como el pasaporte de identidad emitido por la Cruz Roja, tomando la identidad de un siciliano judío que huía de Italia, lo que le permitió eludir los controles migratorios.

Por otro lado, fueron más de 20.000 croatas los que se instalaron en Argentina en aquellos tiempos, que siguieron considerando a Pavelic su líder, y se autodenominaron el Gobierno Croata en el Exilio, sobre todo porque la mayor parte de los integrantes del gobierno de la NDH lograron asentarse en Argentina.
Aunque las investigaciones finalmente concuerdan que los croatas no tuvieron relación con el peronismo debido a su carácter extremadamente católico, Argentina negó la extradición de Pavelic en repetidas ocasiones, alegando que no existía ninguna persona llamada así viviendo en su territorio.
Sin embargo, Arturo Frondizi, candidato a las elecciones argentinas de 1955, prometió entregarlo a Yugoslavia, lo cual propició la huida de Pavelic a Chile, y por último, a la España franquista en 1957, considerada reducto para nazis y fascistas.
Ese mismo año sufrió un atentado por parte del servicio secreto de Tito, del cual no logró recuperarse y finalmente murió en un hospital alemán de Madrid en 1959, y fue enterrado en el cementerio de San Isidro en Carabanchel.
Genocidio sobre serbios, judíos y gitanos
Después de tomar el poder, las autoridades de la Ustaša construyeron numerosos campos de concentración en Croacia entre 1941 y 1945. Estos campos se usaron para aislar y asesinar judíos, serbios, romaníes (también conocidos como gitanos), y otras minorías no católicas, así como a croatas que eran adversarios políticos y religiosos del régimen. El campo más grande era el de Jasenovac, un conjunto de cinco campos sobre la orilla del río Sava, a unas 60 millas al sur de Zagreb.
A medida que el movimiento de la resistencia partisana bajo el comando del líder comunista Tito se acercaba a Jasenovac a finales de abril de 1945, varios cientos de prisioneros se rebelaron contra los guardias del campo. Muchos de los prisioneros murieron y unos pocos lograron escaparse. Los guardias asesinaron a la mayoría de los prisioneros sobrevivientes antes de desmontar los últimos tres campos de Jasenovac a finales de abril. Los partisanos invadieron Jasenovac a principios de mayo de 1945. Las tropas alemanas se retiraron del noroeste de Yugoslavia a finales de abril de 1945.
Jasenovac fue el tercer campo de concentración más grande de Europa, en colaboración con el nazismo. Aun así, Hitler y Mussolini se quedaron asombrados con los horrores y barbaries de Jasenovac. Entre 1941 y 1945 fueron asesinados alrededor de 45.000 y 52.000 serbios. En total, las autoridades croatas asesinaron entre 330.000 y 390.000 residentes serbios de Croacia y Bosnia durante el periodo del gobierno Ustaša.
Por otro lado, aproximadamente 60.000 judíos yugoslavos fueron asesinados en el Holocausto. Miles de judíos yugoslavos sobrevivieron escondiéndose en casa de amigos o vecinos, o uniéndose a los miembros de la resistencia.
En cuanto a los gitanos, en Croacia fueron asesinados aproximadamente entre 26.000 y 28.000, muchos de ellos fueron internados y murieron en el campo de concentración de Jasenovac. No se sabe precisamente cuantos gitanos murieron en el Holocausto, aunque las estadísticas y los porcentajes exactos no se pueden establecer, los historiadores calculan que los alemanes y sus aliados mataron entre el 25 y 50 por ciento de todos los gitanos europeos.
La determinación del número de victimas en Yugoslavia, concretamente en la NDH y en Jasenovac, es altamente problemática debido a la destrucción de muchos de los documentos relevantes, la inaccesibilidad prolongada que han tenido académicos independientes respecto de los documentos que sobrevivieron, y las agendas ideológicas de los académicos y el periodismo partisano de la posguerra, que han sido y continúan influídos por la tensión étnica, el prejuicio religioso, y el conflicto ideológico.
A medida que más documentos se hacen accesibles, posibilitan la realización de investigaciones sobre los documentos del régimen Ustaša, y así los historiadores y demógrafos podrán determinar cifras más precisas que las que hay disponibles hoy en día.
Bibliografía
Eiroa San Francisco, M. (2006). Croacia en su pasado europeo y en su futuro en la Unión Europea.
Enciclopedia del Holocausto (2025) https://encyclopedia.ushmm.org/es
Briggs, A., & Clavin, P. (2000). Historia contemporánea de Europa 1789-1989. Grupo Planeta (GBS).
Palmer, R. y Colton, J. (1980). Historia Contemporánea. Akal, Madrid.










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